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viernes, 27 de mayo de 2011

Capitulo 14

El camarero se acercó y sirvió el vino en las dos copas y se retiró con educación. A continuación vino otro camarero que nos preguntó lo que íbamos a comer. Yo pedí un solomillo con salsa roquefort por encima y cebolla caramelizada, Christian se pidió lo mismo.

-Me fio de tus gustos, este plato nunca lo he probado.-Me sonrió
-Así que vienes mucho por aquí, traerás a jóvenes incautas e inocentes como yo para seducirlas todos los días.-Sonreí mientras jugueteaba con el cuchillo cuya punta estaba en mi dedo, y éste dándole vueltas.
-Si Abby, es mi afición favorita, cautivar a jóvenes como tú.
-¿Cómo yo? Y ¿cómo soy yo?
-Era una forma de hablar pero supongo que serían chicas, preciosas y a la vez inteligentes. Muy joven, pero madura. No sé, eres tú y punto. Sinceramente no creo que haya nadie igual que tú.

Noté como subía la sangre a mis mejillas y las tornaban de un color rosado. Sabía que me quería o por lo menos podía intuirlo, la verdad, quería creer que me quería pero sabía que ellos no iban a cambiar, que los hombres eran todos iguales. De todas formas, debía concentrarme en la cena, creo que iba demasiada acelerada comiendo. Tenía muchísimas ganas de llevarle a casa y meterme en ella, sin ser invitada si hiciese falta. Cuando terminamos de comer, después de miradas y caricias con mi pie en su entrepierna, se levantó y esperó a que lo hiciese yo también. Me dijo que fuese a la moto que él tenía que ir al baño, así que obedecí. Cuando le vi llevaba una bolsa de plástico opaca, se puso el casco correspondiente y se subió a la moto. Me dijo que me dirigiese por una calle, el muelle estaba oscuro, sólo había la luz de unas farolas en tono anaranjado. Llegué y vi como se bajaba de la moto, cogió el casco y yo me quité el mío. Se acercó a mí y se coló entre mis piernas agarrándome de la cintura, atrayéndome hacia él. Me besó, pero no fue un beso, pero no fue un beso corto y suave como los de antes, fue un beso largo. Se abrió paso por mis labios y su lengua tocó la mía jugueteaban entre ellas. Poco a poco fue bajando el ritmo y su presión en mi cadera ya no era tanta. Le sonreí y le pregunté si nos íbamos ya a su casa. En vez de contestarme me agarró la mano y bajé de la moto, la aseguré aunque  no creía que alguien fuese a estar en esa zona a las doce de la noche.
Me llevó hacia un sitio en el que no veía nada pero él parecía que sí. Me dijo que me quitase las zapatillas y así lo hice, cogí mis tacones y los agarré por la tira del talón. Noté la arena en mis pies y cada vez que avanzábamos notaba la humedad en ellos. Podía oír el mar, solté su mano y me concentré. Estaba tirada en el suelo, concentrada en mí y en mis cinco sentidos, notaba como mi cuerpo se hundía un poco con cada movimiento, sentía cada grano de arena que rodeaba mi cuerpo.

-Abby ¿Qué haces?-Me preguntó.
-Shh calla y ven aquí.-Le dije susurrando.

Se acercó y se tumbó a mi lado. Se volvió a levantar, puso su americana tendida en el suelo y se tumbó encima de ella.

-¿Quieres estarte quieto? – Le rogué, estaba demasiado nervioso. – No te voy a morder.-Me reí
-Vale vale, yo no te digo nada, ni me muevo.-Dijo riéndose.

Extendió su cuerpo en la arena y yo le cogí la mano. Me giré y fui a su lado. Pasé los dedos por su pecho, él dejó la bolsa al lado nuestro pero no demasiado alejada. Posé mi cabeza en su hombro. Le levanté la camiseta y él se la quitó, seguidamente pasé mis dedos por sus abdominales y él por mi cintura, pero no me quitó mi camiseta. Me subí a horcajadas y él me acarició los costados haciendo que yo me tumbase encima de él. Le besé y él lo hizo pero con más pasión casi con furia que yo. Pasó sus manos por mis muslos y bajó mi tanga lentamente. Lo saqué y volví a tumbarme en el. Las manos curiosas recorrían nuestros cuerpos. Con la falda puesta, mis manos bajaron hasta su bragueta y noté un bulto enorme, bajé ésta y saqué su sexo como pude. A continuación me senté a horcajadas, encima de él y le miré lascivamente. Agarré su miembro con mi mano y empecé a masajeárselo lentamente de abajo hacia arriba. Me encantaba sentir como crecía en mis manos, como se ensanchaba. Bajé y le besé mordiéndole el labio. Me senté encima de él pero me giró y se puso encima de mí bajó su mano grande hacia mi sexo y sus dedos se deslizaban por éste con grandiosa facilidad. Escalofríos recorrían mi espalda cada vez que el me tocaba con distinta presión, me mordí el labio. Ahí iba el primer orgasmo de la noche. Era estremecedor sentir como lo hacía, parecía que lo hubiese hecho muchas veces, o que me conociese a la perfección sabiendo donde tenía que tocar en todo momento.
Le atraje hacia mí de la cabeza y le besé le mordí su labio y le supliqué que lo hiciese. El me entendió perfectamente y lo hizo, lentamente pero sin parar ni una vez, introdujo su sexo en el mío y efectuó vaivenes con su cuerpo. Enrosqué mis piernas en él y con más fuerza me penetraba. Le besaba la oreja y le mordía el lóbulo sabía que eso le gustaría.
Al final de la noche, descansábamos en la arena, encima de su americana comiendo fresas con nata, eso era lo que había en el bote, dentro de la bolsa que trajo del restaurante. Las pasábamos por nuestros cuerpos salados a causa del baño que nos dimos después de acabar, lamiendo el rastro de la nata hasta zonas a las que queríamos llegar. Cuando quisimos darnos cuenta estábamos contemplando el amanecer desde la playa, abrazados pero con su americana en mis hombros.
Decidimos recoger e ir cada uno a su casa, así que le llevé a la suya en moto y nos despedimos con una larga sesión de besos.
En el trayecto de vuelta, estaba feliz, notaba que mi piel estaba más tersa que de costumbre y mis ojos los podía sentir vidriosos. Iba con más velocidad, los latidos del corazón iban en aumento, pero paré en seco, al llegar a mi portal y verle a él.
No podía ser, estaba en la puerta de mi casa, esperándome…creía haberle dejado claro que no quería verle más en mi vida.
Bajé de la moto y le miré, no eran las miradas que acostumbraba a dedicarle, notaba como mi rostro se había endurecido y que mi sonrisa ahora era una mueca seria en mi cara.

-¿Qué quieres?-Pregunté seria y duramente.
-Tengo que hablar contigo Abby.

4 comentarios:

  1. ooooooo q bonito asi en la playaaa..... me encantaaaaa :) aunq ya sabes q yo soy mas de matt... y espero q le perdone pronto :P
    sigue asii me encantaaa tu historia :D

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  2. ays, el capitulo se ha hecho esperar ehh (:
    pero ha merecido la pena, graciaas guapa! (L)

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  3. petardaaa, escribe algo anda!!
    como te gusta tenernos en ascuas oye ¬¬
    tQ =P

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  4. Muchísimas gracias por leerme y por tragaros la historia jaja En nada subo un capitulo

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