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jueves, 3 de marzo de 2011

Capitulo 4

Me senté al lado de su mesa, saqué una hoja y un bolígrafo. Él se sentó en la mesa del profesor. Jugueteé con el bolígrafo entre mis dedos. Miré al frente y vi lo que quería ver, una mirada rápida a su paquete. Me eché el pelo hacia un lado y así se asomaba el escote, sabía que desde la postura en la que estaba él sentado, se vería todo. Levanté la mirada y volví a quedarme embobada, esos matices azules eran como un lago en mitad de un prado verde.

-¿Vas a hacer algo esta hora Abby?- Me dijo con un tono serio.
-¿Qué tengo que hacer?- Le contesté.- ¿Puedo hacerle una pregunta señor Lodge?
-Dime.-Respondió con una mirada llena de curiosidad.
-¿Por qué ahora me tutea y en clase no?
-Pensé que te gustaba así en vez de tratarte de usted.-Me respondió con media sonrisa.
-Sí, la verdad es que sí, gracias.-Le sonreí.
-Tú también puedes tutearme, me llamo Christian.

Sonreí, sabía que esto podía ir bien, pero tenía que buscar algún tema de conversación.

-Profe, ¿por qué me has castigado? Tampoco he hecho nada malo.
-Deberías haberme dado el papel Abby, de todas formas es el primer día, si no lo hubiese hecho, no me hubiese labrado una imagen dura. Si no lo hacía me tomarían por el pito del sereno.
-Así que podría decirse  que me ha tocado a mí pagar el pato. No lo veo nada justo.-Dije con la voz un poco molesta.
-Tampoco te lo estás pasando mal, ¿no?
-Pero tampoco me lo estoy pasando tan bien como podría.

Di en el blanco, era la primera insinuación verbal, sabía que estaría pensando en ese momento y con eso bastaba por ese día pero yo no me iba a quedar con lo mínimo, aparte, conseguiría que esta noche pensase en mí, con suerte.
Miré el reloj y ya eran las cinco menos cinco.

-Bueno profe, encantada. Por cierto, no tienes imagen de tipo duro, no te pega para nada.-Le sonreí.
-¿Y tú cómo sabes eso?-Me miró con una media sonrisa en su boca, la misma sonrisa que me volvía loca.
-Intuición femenina.

Recogí la mochila y dejé el papel con mi número de móvil. Tocó el timbre y salí por la puerta, vi que él cogió el papel y sonrió cuando vio el número, lo guardó en su mochila. Lo conseguí sabía que esta noche definitivamente pensaría en mi.

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