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lunes, 28 de marzo de 2011

Capitulo 9

Desperté de pronto, y la luz de los fluorescentes volvió a molestarme. A mi lado estaba Danielle cogiendo mi mano, cuando vio que me desperté me sonrió.

-Dani, ¿qué hace aquí Matt?
-No lo sé, creo que quiere volver a casa. No ha hablado con nadie excepto tú.
-Que cosa más rara.-Miré a Danielle, estaba a punto de llorar.-No te preocupes ¿vale? Que todo se va a solucionar. Te lo dije cuando él se fue. Te dije que volvería.
-Sí, pero no lo creía, no puedo creerme que haya vuelto, y no haya dicho ni una palabra.
-Tranquila Dani.

Abracé a Danielle, aunque sabía que algo malo pasaba, ¿por qué su hermano no la hablaba? Matt sólo me habló a mí, y presentía que era, simplemente por el mero hecho de que se sentía culpable por el accidente. Dani se fue y la habitación quedó tranquila.
Miré alrededor y vi en la mesilla, unas flores concretamente Liliums eran mis flores favoritas. Las intenté coger pero sólo llegué a una pequeña cartulina rosa. Había una letra, que sin duda reconocía, Christian. Pero ¿cuándo había venido? ¿Habría enviado un mensajero?

“Abby, espero que te mejores pronto, echaré de menos esas miradas. Echaré de menos esos ojos que me tienen loco, y no me dejan pensar en otra cosa. Cuídate. Christian.”

La alegría me embargó el cuerpo, las mejillas se encendieron, el color rojo se expandió por ellas. Y en ese momento sonó una voz que no era la que quería que sonase en ese momento.

-Toc, toc- Dijo sonriendo.- ¿Estas visible?
-Sí, pasa pasa.-Dije a Matt.- Oye ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro, pero ¿puedo hacerte yo otra?
-Me parece justo.-Le sonreí, aunque esta sonrisa se desvaneció pronto.- ¿Por qué solo me hablas a mí? ¿Qué te pasa con Dani? Está muy preocupada Matt…
-Pues, Abby, es muy complicado, quiero volver, pero después de todo lo que pasó de abandonarlos así, no creo que sea justo volver así, de repente.
-¿QUÉ?- La ira invadió mi cuerpo, no me podía creer lo que me estaba diciendo.-¿Has venido para nada?¿Para irte otra vez? ¡¡Matt sigues siendo el mismo imbécil de siempre!! ¿Sabes el daño que le vas a hacer a Dani? ¡¿A tu hermana?!
-Abby, tranquilízate hazme el favor, ya te lo explicaré mas tarde.
-Pero, ¿cómo quieres que me tranquilice?
- A ver, ¿te quedarás más tranquila si hablo esto con Dani?
-Sí, la verdad.
-Pues lo haré, ahora me toca a mí, ¿quién es Christian?
-¿Cómo sabes de Christian? ¿Qué te importa a ti quién sea?
- Bueno dímelo, ¿no? Lo vi en la tarjeta de las flores, y claro me di cuenta de que ya no eres una niña pequeña y tendrás admiradores, que no es para menos.
-Pues sí, mira, es un admirador.-Le sonreí- ¿algún problema?
-¿Yo? Que va, la verdad es que siempre tendré cierta ventaja respecto otros niñatos…
-¿Y cómo sabes que es un niñato? ¿Tan seguro estás de ti mismo?
-Si no confías en ti mismo, ¿en quién vas a confiar?

Le sonreí, no sabía por qué pero siempre me sacaba una sonrisa daba igual el momento que fuese, siempre lo conseguía. Bajó la barandilla de la cama, y le miré a los ojos, se sentó en el hueco que le había hecho en el borde de la cama. Me agarró la mano y con el dedo pulgar me acarició el dorso. Me sonrió, se agachó lentamente. Harta de esperar, a que se lanzase, me mordí el labio, le pasé una mano por el cuello y lo acerqué hacia mí. Lo besé y dejé que sus labios se fundiesen con los míos. Cambió la mano de posición, la puso a mi otro lado. Sentí como su lengua jugaba con la mía, se separó un poco pero no demasiado y me sonrió.

-Vaya, si que has cambiado, antes no me querías ni dar un pico y ¿ahora?-Sonrió
-Sí, bueno…te has perdido algunas cosas.

Nuevamente le acerqué a mi pero con más ansia y lo besé, llevaba unos días sin besar a nadie y la verdad tenía ganas de hacerlo con Matt.
Se levantó escapando de mis besos, y echó el pestillo de la puerta.
Le miré sonriendo y volvió a mí. Con cuidado se me echó encima besándome lentamente por el cuello. Le dejé espacio, echando mi cabeza hacia atrás, mordiéndome el labio. Metió su mano por debajo de mi camisón y acarició mis muslos. Dejé que sus manos caminaran por mis piernas hasta que llegaron a la zona de las ingles. Separé mis piernas y le besé con ganas. Mis manos recorrieron su pecho y sus abdominales marcados. Matt había cambiado con el tiempo, sin lugar a dudas. Mis manos ya no temblorosas como hace unos años, le desabrocharon el botón del pantalón. Éstas se metieron en el pantalón, por dentro del calzoncillo. Noté como su miembro crecía, gracias a mis caricias. Lo toqué y sentí que su sexo era grande, uno de los más grandes que había visto y tocado nunca. Sus manos me acariciaban los brazos y su boca emitía gemidos suaves mientras que su aliento rozaba mi cuello. Le quité los pantalones con su ayuda y él apartó mi camisón verde del hospital. Su mano subía por mi ingle y con ésta me bajó el tanga lentamente. Le mordí su labio, y empecé a masturbarle. Le besé el cuello y le pegué un pequeño mordisco. Cuando sentí que iba a correrse, saqué de su bolsillo una cartera marrón, ya desgastada. En el interior de ésta encontré lo que estaba buscando. Le coloqué el preservativo lo más rápido posible y guié su miembro a la entrada del mío. Le miré con lujuria, una mirada lasciva que hizo aumentar el deseo que Matt tenía de hacerme suya. Me clavó sus ojos grises en los míos. Eso me hizo calentarme, más de lo que estaba y enganché mis piernas en su espalda, se le tensaron los músculos de los brazos al poner toda la fuerza sobre ellos. Me embistió fuertemente. No pude evitar gritar del placer, gemirle en su cuello. El seguía con las embestidas acompañadas de mordiscos suaves que solo me hacían gozar más, y besos en el cuello. Su lengua recorría a veces mis labios y yo se la mordía a fin de ponerle más caliente. Bajó su cabeza y se detuvo en mis pezones que mordía y besaba cual bebé alimentándose de su madre. Sus embestidas cada vez eran más fuertes, y notaba que él iba a estallar. Un escalofrío hizo que una corriente eléctrica erizase mi vello, y mi columna se arquease hasta los dedos de los pies. El soltó un gemido y sabía que se había corrido. Si no hubiese tenido las vías hubiese continuado pero tenía que descansar, no estaba al cien por cien.

-Bueno, ¿todavía sigo siendo una niña para ti?- Dije en un tono sensual.
-Por supuesto que no.
-Entonces comprenderás que yo ya no ando con niñatos, así que deberías estar preocupado.
-Lo mismo te digo pequeña.
-Yo he podido sobrevivir sin ti. No he venido a buscarte como hacían otros.

Le sonreí, sabía que eso le preocuparía y si de verdad era cierto que había vuelto y la única persona con la que había hablado era conmigo, le jodería que hubiese competencia. Pero le tocaba sufrir a él, nos dejó colgadas, a su hermana y a mí.

1 comentario:

  1. Ohhhh me encanta Matt....espero q publiques prontoo :) espero capi nuevoo

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